domingo, 18 de mayo de 2014

BASES BIOLÓGICAS DEL HAMBRE.


                                               
                  tomado de: http://www.revistadominical.com.ve/noticias/firmas/-que-debemos-hacer-para-calma-el-hambre-.aspx




El hambre, origen del conocimiento:


Ramón Turró (3) estableció una clara distinción entre los elementos que participan en el 
fenómeno alimentario. Por una parte, el reflejo trófico fue considerado como el mecanismo 

neurofisiológico que detecta la necesidad de alimento en el ambiente interno de un organismo. 
Por la otra, señaló al hambre como un elemento psicológico de la alimentación. A pesar de esta 
distinción, resaltó la relación directa entre el reflejo trófico y el hambre, estableciendo la 
existencia de una codependencia entre ellos para explicar su funcionamiento. Turró definió el 
hambre como un acto consciente de la necesidad de restablecer los elementos perdidos en el 
medio interno del organismo. 

A partir de estas consideraciones, Turró (3) estableció que cuando el organismo entra en contacto por primera vez con el alimento este se relaciona con la conducta y establece un control sobre ella. Asume que es necesaria la experiencia repetida de esta conducta con el alimento para que el organismo aprenda a discriminar las características nutricias del alimento. De este aprendizaje nace el apetito como otro elemento psicológico de la alimentación. Turró añadió que el apetito no nace sino que se hace por medio de experiencias vivas y que contra lo que se pudiera pensar, el apetito no es un hambre distinta a la celular, sino que es una hambre 
representativa de las cosas alimenticias. 
Desde nuestro punto de vista, la característica principal del trabajo de Turró fue asumir que el hambre y específicamente en conjunto con el apetito son determinantes para que un organismo se alimente. La unión del componente orgánico (el reflejo trófico) y el factor psicológico (el hambre) es el medio para conocer el contexto alimentario, por su parte, el apetito entendido como conocimiento aprendido es el que determinan nuestra experiencia en la selección y preferencias alimentarias. Bajo este enfoque, alimentarse se convierte en un conocimiento adquirido por aprendizaje y no basado en un instinto. 


La conducta como mecanismo regulador.

Richter (24) describió el patrón alimentario en las ratas confirmando que se alimentan 
preferentemente por las noches y que muestran una frecuencia de 5 a 6 comidas en un periodo
de 24 horas. Con el propósito de valorar las preferencias alimentarias, en un primer estudio, 
Richter (25) practicó una adrenalectomía (extracción de las glándulas suprarenales) total en 
grupos de ratas con el objeto de producir una depleción de sodio corporal. Posterior al 
procedimiento quirúrgico, expuso a los sujetos a pruebas de selección de soluciones que 
contenían diferentes concentraciones de sodio. Los resultados de tales pruebas mostraron un 
aumento del consumo de las soluciones con mayor concentración de sodio. Debido a la falta de 
un grupo control en el estudio anterior, en un segundo estudio Richter (26) comparó el consumo 
de soluciones con diferentes concentraciones de sal entre ratas con adrenalectomía y un grupo 
control. Estos nuevos datos replicaron el aumento en el consumo de soluciones con altas 
cantidades de sal en el grupo experimental. Richter concluyó que los sujetos fueron capaces de 
discriminar entre las soluciones debido a los cambios bioquímicos y no a un proceso de 
aprendizaje.

En síntesis, Richter (11) profundizó en el estudio de la alimentación a partir de las funciones auto-reguladoras del organismo. Su argumento se basó en que las acciones de regulación emitidas por un organismo son para mantener una constante en el medio interno, ajustando continuamente fuerzas opuestas para lograr un punto de equilibrio. Sus estudios ejemplifican las primeras aproximaciones experimentales al análisis del fenómeno alimentario. Su mayor aportación a la perspectiva psicológica de la alimentación se fundamenta en el papel preponderante que le asignó a la conducta como el único medio por el cual un organismo mantiene su equilibrio interno. 


REGULACIONES FISIOLÓGICAS

El equilibrio metabólico y calórico se regula cumpliendo la exigencia homeostática del organismo a través de una serie de circuitos neurohumorales. 
Esta regulación está adecuada a las necesidades energéticas derivadas del trabajo, edad, desarrollo, etc.


HIPOTÁLAMO

En 1962, Margules y Olds describen la
existencia en el hipotálamo lateral de unos 
núcleos cuya estimulación producía una
conducta hiperfágica, y cuya destrucción 
provocaba anorexia, a los que se denomino
Centro de Hambre. 
En 1964, Ehrlich describió un núcleo en el hipotálamo ventromedial que tenía efectos opuestos a los del lateral: su estimulación produce sensación de saciedad y anorexia, se denominó Centro de la Saciedad. Estos centros tienen conexiones a su vez con el cortex cerebral, lo que explica el aprendizaje del proceso de alimentación, y la importancia de los aspectos cognitivos Además existen múltiples factores: niveles de glucemia, de aminoacemia, la serotonina, el equilibrio hidroelectrolítico, el metabólico, la situación hormonal, etc. que inciden en la regulación homeostática de la nutrición.


INCENTIVOS PROPIOCEPTIVOS

Señales visuales, olfativas y gustativas de un alimento pueden desencadenar impulsos fágicos..



Bases Biológicas Hambre.






Referencias:
  • http://www.unioviedo.es/psiquiatria/docencia/material/PSICOLOGIAMEDICA/2012-13/29PM-ALIMENTACION.pdf
  • http://www.redalyc.org/pdf/142/14240104.pdf

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